Por
Omar Fuentes.
Clan-clon... Clan-clon... Clan-clon...
Platicaba con un amigo que no veía hace tiempo sobre nuestras ocupaciones
actuales. Cuando dejé de verlo yo me dedicaba a la música; durante muchos
años fui saxofonista de tiempo completo pero ahora, como sabes, la
diversión de mi vida ha cambiado. Por supuesto, le platiqué sobre mis
entrenamientos y sobre todo lo que he aprendido a lo largo de este tiempo
haciendo
PNL. Él concluyó con una pregunta
que me provocó mucha risa: "¿O sea que te dedicas a manipular gente?"
Lamentablemente, la palabra manipulación
ha adquirido una connotación negativa en nuestra sociedad. De hecho,
pienso, esa mala reputación ha sido resultado, paradójicamente, de una
manipulación de la palabra... ¿o
no?
Tal y como yo practico la
PNL, considero que la comunicación es una
conducta y, aún más, toda conducta es una manera en la que las personas
nos comunicamos. Por ejemplo, si tú me preguntas "¿Cómo estás?" y yo, en
vez de responder verbalmente, sencillamente guardo silencio, te miro
fijamente a los ojos que se me comienzan a humedecer y me llevo las manos
a la cara para cubrirla con ellas, estoy comunicándote algo con esa
conducta particular. Como dirían algunos: "Es imposible la no
comunicación"... a pesar de que no haya pronunciado palabra alguna, mi
conducta está comunicándote algo, ¿cierto? Por supuesto, tú puedes
pensar o sentir cientos de cosas con respecto a lo que te comunica esa
conducta, pero eso ya forma parte de otro tema.
Al reflexionar en esta hipotética escena, pienso en todas las
posibilidades de la palabra manipulación.
Mientras escribo, estoy tomándome un té de manzanilla... y, para hacerlo,
tomo la taza con mi mano, la llevo a mi boca y la pongo en algún lugar de
mi escritorio... ¿estoy manipulando
la taza? Y de pronto me doy cuenta que el monitor de mi computadora está
demasiado cerca de mis ojos, así que lo alejo un poco... ¿estoy
manipulando el monitor? ¡Cuánta
manipulación hay en este lugar!
Y vuelvo a pensar en la charla con mi amigo y recuerdo la época en la que
tocaba el saxofón... ¿puedes imaginarlo? El escenario, repleto de luces de
colores, humo blanco, instrumentos musicales... Yo, parado, moviéndome al
ritmo de la música, tocando mi saxofón... ¿Lo estoy
manipulando? ¡Ahora resulta que mis dedos y mis
pulmones son unos manipuladores de saxofones!
¡Vaya! El leer todo esto me hace querer tocar mi saxofón otra vez. Pienso
que, ahora que termine de escribir este artículo y con toda esta
inspiración que comienzo a sentir por el simple hecho de recordar, voy a
sacar mi saxo, lo afinaré y tal vez componga alguna melodía... ¡Sorpresa!
¡El artículo que yo mismo estoy escribiendo me está
manipulando! ¡Es el colmo!
Y es que, si lo piensas un instante, cuando nos comunicamos lo hacemos
porque tenemos una intención. Si tú me preguntas: "¿Cómo estás?", lo haces
porque quieres lograr algo con esa pregunta, aunque sea sólo para generar
en mí una respuesta, ¿o no? Cuando te comunicas, lo haces porque quieres
mover a la persona con quien
interactúas, porque quieres hacerla
funcionar de alguna manera,
porque quieres generar
un estado en particular... ¿cierto?
¿O a poco nos comunicamos sólo por comunicarnos? "El verdadero significado
de la comunicación es la respuesta que obtienes", dicen por ahí.
Como PNLista (o PNLero, como a mí me gusta decir), parte de mi trabajo es
generar estados internos poderosos
en las personas. ¿Cómo lo hago? ¡Comunicándome, por supuesto! A veces lo
hago platicando alguna anécdota chistosa, a veces lo hago recordando una
experiencia del pasado, a veces lo hago con un gesto, un sonido o un
movimiento de mis manos... y la mayor parte de las veces lo hago contando
alguna historia que te hace sentir algo en particular... Como ahora
percibo estas cosas, comienzo a pensar distinto con respecto a la
manipulación... ¿te pasa lo mismo?
"Sí, es cierto, ¡soy un manipulador!", le contesté a mi amigo en medio de
la risa. El se me quedó mirando, con cierta extrañeza, con un toque de
incredulidad en sus gestos. "¡Te estoy manipulando!", alcancé a decir
antes de que él se carcajeara también.
A estas alturas, después de haber manipulado una y otra vez la palabra
manipulación, me quedo pensando que puedo manipularla para tener la
certeza de que lo que hago yo y muchos otros entrenadores en
PNL es lo que todos los seres
humanos hemos hecho a lo largo de la historia: generar estados internos en
las personas, generar respuestas... sólo eso. Eso sí, habrá quienes lo
hagan y se perjudiquen a sí mismos o a las personas que los rodean; hay
quienes lo hacemos sólo para hacernos la vida más placentera, cada vez
más, y para enseñarles a las personas a hacerlo por sí mismas... cada vez
más. Yo a eso le llamo libertad... y tú puedes manipularla para que
comiences a sentirte cada vez más libre... ¡cada vez más! ¿Cómo estás...
ahora?
Clan-clon... Clan-clon... Clan-clon...
Omar Fuentes
está certificado como
Licensed
Trainer of NLP™
por
The
Society of NLP™.